Las Quintas: reclutamiento militar en la Algaidas de los años 20-30
En el argot popular, la
palabra ‘quinta’ nos resulta muy familiar ya que es común escuchar a nuestros
abuelos, personas mayores (y no tan mayores) decir: Fulanito o Menganito es de mí
quinta, Fulano es de la quinta de mi primo etc. Inconscientemente, todos
sabemos a qué se refiere aunque pocos sepamos definirlo con exactitud, por ello
¿Qué son las quintas? Las quintas tienen estrecha relación con el servicio y el
reclutamiento militar obligatorio. Vamos a detallar aquí, de forma somera, cómo
era el procedimiento de incorporación al servicio militar en los años 20 y 30
del siglo XX ya que el proceso sufre variaciones en los años siguientes[1]. Antes
de nada, debemos partir de una base clara: el servicio militar obligatorio era
eso, OBLIGATORIO, para todos los varones.
Cuando nacía un varón,
éste era anotado en el Registro Civil del municipio y bautizado en la Parroquia
de la Consolación, teniendo así constancia del día y fecha de su nacimiento. En
los años 20, el servicio militar obligatorio se solía desempeñar a la edad de
20-21 años por lo que, lo primero que se hacía era pedir a la Parroquia las
partidas de bautismo de los niños de ese año. Un ejemplo: para el año militar o
reemplazo de 1929 se buscaban los niños nacidos en 1908. Esto suponía diversas
problemáticas, como se pueden apreciar tras el estudio de la documentación
pertinente: muchos de esos niños habían muerto antes de cumplir los 21 años,
debido a la elevada mortalidad infantil. Otros no vivían ya en nuestro
municipio por lo que, mediante nota de prensa o búsqueda en otros
ayuntamientos, debían ser requeridos para el servicio militar. Otros, podían no
estar registrados o estar bautizados en otros municipios[2].
El caso es que, por ejemplo, de los 54 niños nacidos en 1908, tan sólo se podían
llamar al servicio militar a 30 de ellos porque 24 habían muerto.
En este procedimiento
de llamada a los reclutas, participaba el párroco, el ayuntamiento y una institución
dentro de la misma: el Negociado de Quintas. Esta institución se encargaba de
gestionar la documentación recibida por la Parroquia (actas de bautismo y defunción),
estudiar cada caso concreto, mandar las cartas a los distintos ayuntamientos y,
en definitiva, llevar a cabo el reclutamiento militar en los municipios
pequeños. Una vez se habían encontrado los mozos que habitaban en otros
pueblos, se les enviaba a todos una carta comunicándole su obligatoriedad de
presentarse, en el día indicado, a pasar un examen médico para ir al servicio
militar. El médico de estos años era Enrique Ortiz Berrocal y era quien
tallaba, pesaba y hacía un examen a los mozos, verificando si eran aptos o no
para ir al ejército. Ahora bien, como vemos en la documentación conservada,
muchos de los mozos: “tenían sordera,
eran estrechos de pecho, tenían pies planos, deformidad en las extremidades o enfermedades
psíquicas” que les impedían ir al
servicio militar. Estos hombres eran excluidos del servicio militar “temporal o
totalmente”. Tras este primer examen médico, los mozos iban a la Caja de
reclutas de Ronda o Antequera, dependiendo de donde se les requería y allí
pasaban un segundo examen médico que les confirmaba en la exclusión del
servicio militar o por el contrario, debían ir al ejército. Como se pueden
imaginar, la picaresca estaba a la orden del día: había mozos que fingían
sordera, otros una parálisis, otros decían tener enfermedades inexistentes para
librarse de la mili, pero al final, los pillaban.
También estaban
aquellos mozos que ejercían de auxiliares ya que, si bien pudieran tener alguna
minusvalía física que les impidiera ser soldados, sí podían ayudar en las
tareas militares. Por otro lado, está la categoría de las prórrogas: éstas se
podían solicitar si el mozo era pobre, tenía cargas familiares, debía mantener
a una madre enferma o viuda u otras casuísticas parecidas. Existía sin embargo,
otra categoría que constituía un delito: la de prófugo. Esto se producía cuando
un hombre recibía el llamamiento a la mili y no se presentaba, no daba señales
de vida ni nadie de su familia respondía por él. Se destinaba una partida
presupuestaria para que se diera caza y captura a estos hombres, los cuales
eran muy numerosos y eran considerados personas non gratas. Hay que decir que,
en el cómputo total, si en un año hay 54 hombres que son llamados al ejército y
24 han fallecido, de los 30 mozos que nos quedan, unos 15-18 son soldados
útiles para todo el servicio, estando el resto en alguna de las categorías ya
nombradas.
Cuando el Negociado de
Quintas posee toda la documentación de los mozos, ésta es mandada a Ronda o
Antequera donde se hace un sorteo de los destinos a donde van a desempeñar el
servicio militar estos hombres[3]. Los
destinos se dividen entre la Península o África, siendo la mayoría ejércitos y
regimientos de infantería o de instrucción. Así, por tanto, cada año había un
reclutamiento o reemplazo militar, en situaciones normales. En caso de guerra,
cuando se requerían mayor número de soldados, se comenzó por hacer
reclutamientos trimestrales donde en un mismo año se establecían 4
reclutamientos, pero el procedimiento era el mismo. La mayor alteración que
sufrió este proceso fue durante los años de la Guerra Civil (1936-1939).
Durante ese trienio, además de seguir con el habitual reclutamiento ya
comentado (por ejemplo, en el año 1936 iban al servicio militar los nacidos en
el año 1915) y, ante la necesidad de soldados, se comenzaron a revisar los
reemplazos anteriores. Primero, aquellos que habían solicitado prórrogas y los
excluidos, fueron obligados a ir al ejército y se intensificó la búsqueda de
los prófugos. Tras eso, se llamó a todos los soldados útiles, tanto los que
habían hecho ya el servicio militar años antes como los que aún no tenían edad
para hacerlo (la conocida como quinta del biberón).
Los libros de quintas son amplios y gruesos, compuestos por 100 hojas aproximadamente para cada reemplazo[4]. Son minuciosos y suponen una gran fuente de información pues aparecen no sólo los datos del mozo sino de su familia, domicilio, oficio, etc. Muestra además datos de otros municipios por lo que vemos que muchos de nuestros paisanos, en el momento de su reclutamiento, vivían en pueblos de Sevilla, Granada, Córdoba y Málaga principalmente. Asimismo, podemos establecer un estudio demográfico, aunque parcial, de esos años pues aparecen las causas de las muertes de esos mozos así como mucha información personal de los mismos.
Por lo tanto, si alguien es de nuestra quinta, ¿qué significa? ¡Qué nació en nuestro año! Si escuchamos a nuestro abuelo decir que es de la quinta de Fulano, quiere decir que ambos nacieron en el mismo año y, posiblemente, fueron juntos al servicio militar y, sino, al menos fueron reclutados en el mismo año.
[1] El servicio militar obligatorio,
más conocido como “mili” es derogado en 1994.
[2] Por ejemplo, dependiendo del año, la Colonia de los Frailes pertenece a Villanueva de Tapia o a Villanueva de Algaidas y el Endrinal, a Archidona o a nuestro municipio.
[3] En esta época hay muy pocos
soldados voluntarios.
[4] Están todos conservados en el Archivo Municipal.
Bonita labor de investigación que estáis realizando, mi enhorabuena.
ResponderEliminarGracias....