Algaidas en el medievo



La iglesia antigua de este convento tenía en su altar mayor la imagen titular de N. Señora de la Consolación, la cual, según tradición común, fue hallada debajo de una campana”[1]. Estas fueron las palabras escritas por Alonso de la Torre en el siglo XVII, y según él, poco antes de la llegada de los musulmanes, la virgen fue guardada debajo de la campana y enterrada para protegerla. ¿Será cierto lo que dice este cronista? No es baladí, pues él recoge una tradición oral que afirma que, antes de la llegada de los musulmanes, existía una iglesia de tradición mariana en Algaidas, pero por desgracia no hay pruebas de ello.
Corría el año 711 cuando las tropas musulmanas al mando de Tariq ibn Zayd desembarcaron al sur de la Península Ibérica. La llegada de estos contingentes procedentes del norte de África, lo que llamaban en aquellos años Ifriqiya, cambiaría para siempre el rumbo de la historia y pondría fin a trescientos años de monarquía visigoda. Hacia el año 713, el guerrero Abd al-Aziz[2], hijo del gobernador de Ifriqiya, conquistó la ciudad de Málaga y con ella caía toda la actual provincia en manos islámicas.
Una vez los musulmanes asentados en el territorio, al-Ándalus se dividió administrativamente en kūrah, en español coras, quedando la actual Algaidas en la cora de Rayya, que ocupaba más o menos la actual provincia de Málaga y cuya primera capital fue Malaqa hasta que pasó a madina Arxiduna y luego, tras una revuelta mozárabe, volvió a Malaqa[3]. Aunque alejados de Arabia, zona fuerte del Imperio islámico, los cambios que allí ocurrieron tuvieron su reflejo en la península. En el 750, una revolución destronó a los califas Omeya, pero uno de los príncipes logró escapar, Abd al-Rahman, quien huyendo se asentó en el norte de África y terminó por desembarcar en Almuñécar en el 755. Inició un itinerario hacia Córdoba y paró en Arxiduna, donde fue recibido con gran pompa y boato y coronado emir, creándose así el llamado emirato independiente de al-Ándalus, con capital y corte en Córdoba.

Algaidas musulmana

El reverendo Francisco de Gonzaba dijo: “nam Algaida quod Arabicum nomen est, mons hilaris, siue viridis campus”[4], cuya traducción sería “pues Algaida, que es un nombre árabe, es monte alegre, como si fuera un campo verde”. Estas palabras del sacerdote nos hacen ver que en origen, Algaidas tuvo que ser un gran bosque, y eso es precisamente lo que era hacia los siglos VIII y IX, un gran bosque de encinas, mucho más húmedo que en la actualidad y con más fertilidad, propicio para el hábitat de una amplia fauna. El Burriana era un río caudaloso y que como fuente hidráulica tuvo que ser utilizado por alguna población, pero, como siempre, la escasez de estudios arqueológicos nos limitan mucho en este aspecto.
Algaidas tuvo un pasado musulmán, y eso es innegable. Éramos conocidos como al-gayda Madina Arxiduna, es decir, el bosque de la ciudad de Archidona, y según algunos expertos como Manuel Acién, debió existir algún tipo de caserío, Alkaidak lo llamaba él, pero nunca se ha precisado su lugar exacto o importancia. Nuestra localidad tiene lugares de nombres árabes, como la barriada de La Atalaya, que viene de a-alayʿa, que puede significar, entre otras cosas, lugar alto o elevado; o también la barriada de El Albaicín, que procede de al-bayyāzīn, que viene a significar arrabal de halconeros.
El monumento por excelencia en el pueblo de esta época son las llamadas iglesias mozárabes, construidas según Rafael Puertas Tricas en su obra Iglesias rupestres de Málaga, entre los siglos IX y X. Pero antes de seguir hay que explicar qué es un mozárabe. Un mozárabe era un individuo que seguía practicando la religión cristiana en territorio musulmán. Una de las leyes que regían la vida cotidiana de los musulmanes era la Dimhna, y según la cual, se debían respetar las religiones que aparecían en El Corán, es decir el cristianismo y judaísmo. Los cristianos y judíos pasaban a ser dimnis, y a cambio de una serie de limitaciones políticas y de pagar un impuesto extra, podían seguir conservando su fe. Una de esas limitaciones era no hacer proselitismo o no construir iglesias nuevas, optando en excavar sus templos en rocas o lugares escondidos.
¿Cuándo llegaron los mozárabes a Algaidas? Es difícil de precisar, como también lo es el saber si esas iglesias mozárabes son realmente de esa época o anteriores. No obstante, el auge del mozarabismo en esta zona llegó en la época del rebelde Umar ibn Hafsún, quien llegó a crear un reino independiente con capital en Bobastro y a enfrentarse abiertamente al monarca musulmán de Córdoba. Aunque no se puede precisar si las iglesias son o no mozárabes, aunque oficialmente así se acepta, sí es cierto que el mozarabismo en Algaidas tuvo un fuerte auge en los años de dominio de Hafsun, que tuvo como base fuerte Arxiduna y Belda (Cuevas de San Marcos).

¿Hubo población musulmana? 

Las evidencias dejan ver que muy probablemente pudiera existir un asentamiento humano anterior. No existen pruebas fehacientes que demuestren que las iglesias mozárabes sean realmente de un origen mozárabe, aunque fueran utilizadas por ellos. Algunos expertos apuntan a que bien pudiera ser que en época visigoda existiera algún tipo de poblamiento en Algaidas y que esas iglesias fuera un lugar de culto, como luego reseñó Alonso de la Torre. En localidades próximas, como Villanueva del Rosario, donde se encontró una necrópolis visigoda, o en Cuevas de San Marcos, hay distintos vestigios más estudiados de esta época. 
Una vez llegaron los musulmanes, ocurre lo mismo, hay un gran vacío y, aunque se sabe que las iglesias fueron ocupadas por mozárabes entre los siglos IX y X, muy probablemente cuando reconstruyeron el puente romano, no hay vestigio alguno de población. Sin embargo, en una prospección arqueológica, fue hallado un tesorillo de monedas almohades.

Por desgracia, la Edad Media en Algaidas tiene muchísimas lagunas aún por investigar y va a ser un trabajo duro poder hacerlo. 






[1] de la Torre, Alonso (1683). Chronica de la Sancta Provincia de Granada, de la Regular Observancia de nuestro seráfico Padre San Francisco, p. 136

[2] Según las crónicas musulmanas se casó con Egilonda, esposa del último rey visigodo, y la leyenda dice que tras conquistar Málaga se trasladó a Nescania, donde descansó unos días, siendo conocida desde entonces como el valle de Abdalaziz o “Valle de Abdalajís”.

[3] Martínez Enamorado, Virgilio (2003), Al-Andalus desde la periferia: la formación de una sociedad musulmana en tierras malagueñas (siglos VIII-X), 341-346.

[4] Gonzaba, Francisco (1578), De origine Seraphica Religionis Franciscana eiusque progressibus, de regularis observancia institutione, p. 908

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