Problemas con el agua


Como todo el mundo sabe, el agua es el elemento clave para la vida. Las grandes civilizaciones mesopotámicas se asentaron entre los ríos Tigris y Éufrates, y en Egipto, el río Nilo, se convirtió en el eje vertebrador de la sociedad del Egipto faraónico. Aquí, en Algaidas, el río Burriana, llamado Gurriana en algunos documentos, ha jugado exactamente el mismo papel que El Nilo en Egipto, y es que las civilizaciones que a lo largo de la Historia se han ido asentando en el territorio algaideño lo hicieron gracias a las fuentes hidráulicas tan abundante que había. Cronistas como Alonso de la Torre, hacen mucho hincapié en la cantidad de agua que había en la huerta del convento y habla del río Burriana de la siguiente forma: “pues por la parte de abajo tiene un profundo despeñadero, si bien muy vistoso, por bañarlo un río, aunque pequeño adornado de árboles y breñas, y abundante de peces, donde salen a divertirse los religiosos[1]”.

El agua es un bien preciado por todos, y el control sobre ella siempre ha sido de capital importancia. Sin ir más lejos, hace poco, Villanueva de Algaidas volvió a salir en la Televisión Pública de Andalucía por las constantes quejas de los algaideños debido a las elevadas facturas de agua, o lo que es lo mismo, la mala gestión que existe sobre ella en el municipio. Curiosamente, no es la primera vez que los habitantes de esta zona se han quejado de ello, y aunque es un episodio corto, merece la pena ser contado.

 

Ermita de Nuestra Señora de la Consolación

Aún hoy se conserva en el convento la estructura de esta fuente. Una vez construido el convento fue llamada “La fuente del convento”, y a lo largo de los años fueron constante los arreglos y mejoras que se hacían en ella, para que los lugareños pudieran ir a recoger el agua. La última gran reforma que se hizo como fuente pública fue en el siglo XIX, cuando el llano donde está situada era conocido como Plaza de San Francisco, y las ruinas actuales que se conservan del convento eran aún la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, y servía de iglesia para sus parroquianos.

¿Pero desde cuando estaba esa fuente ahí? Difícil es saberlo, probablemente desde tiempos remotos, pero sí se puede afirmar que a mediados del siglo XVI ya existía. Como ya explicamos en una entrada anterior (https://historiadealgaidas.blogspot.com/2020/09/los-duques-de-osuna-senores-de.html), en 1462 la villa de Archidona fue conquistada por los cristianos, y casi la totalidad de la actual comarca Nororiental de Málaga – a excepción de Cuevas Bajas, Cuevas de San Marcos y Villanueva de Tapia – pasaron a formar parte del señorío de Archidona, creado por el rey Enrique IV en 1463 para los Téllez-Girón, quienes fueron conocidos poco después como los condes de Ureña. El V conde de Ureña sería nombrado duque de Osuna en 1562 por Felipe II (elevó el señorío de Osuna a ducado), pero eso es otra historia.

Así pues, el señorío de Archidona quedaba bajo los Estados patrimoniales de los Ureña y ellos eran los dueños y señores de Archidona y sus tres partidos: El Saucedo (actual Villanueva del Rosario), El Trabuco y Las Algaydas. Hacia 1554, fray Baltasar de San Pablo, un hombre a quien más adelante le dedicaremos su entrada particular, pidió permiso al IV conde de Ureña, D. Juan Téllez-Girón, para poder asentar una congregación de eremitas de San Pablo en Algaydas, petición que fue aceptada y se constituyó la ermita de Nuestra Señora de la Consolación. Estos pablinos que se asentaron aquí, quedaron bajo la jurisdicción de fray Diego de Villalobos, prior del convento de Santo Domingo de Archidona, y el conde además les cedió tres fanegas de tierra para que ellos pudieran subsistir. Ahora bien ¿dónde se empezó a construir esa ermita? Pues a un tiro de arcabuz de las antiguas ermitas mozárabes, es decir, donde años más tarde se levantaría el convento. Y, la fuente de agua, pasó a ser propiedad de los eremitas.

Los problemas con la fuente

Muy pronto, fray Baltasar y el resto de eremitas (se conocen dos más: fray Sebastián de San Antón y el padre Góngora), empezaron a tener problemas con los moradores del partido de las Algaydas, pues esa zona llevaba tanto tiempo deshabitada, que se habían acostumbrado a que podían ir a la fuente y coger agua cuando quisieran, algo que fray Baltasar no toleró. Hubo riñas, peleas, y hasta malas palabras. No quedó más remedio que acudir al conde, en definitiva dueño y señor de todas esas tierras, y así lo hicieron los eremitas. Y como acostumbra a pasar, los poderosos a veces no dan la mejor de las respuestas, y Su Excelencia el IV de los condes, autorizó a los eremitas a prohibir a los moradores de las Algaydas a coger agua de la fuente mediante una carta que envió:

Yo, D. Juan Téllez Girón, conde de Ureña, hago saber a vos, el alcaide y corregidor de Justicia y Regimiento de mi villa de Archidona que por parte de los padres ermitaños de las ermitas de Nuestra Señora de la Consolación de la Orden de San Pablo, primer eremita, que son en término de la dicha villa en la pertenencia de las Algaidas, que junto a las dichas ermitas y a tierras que yo les hice merced para su consolación y sustento, está e la una fuente de agua que se han aprovechado sin perjuicio de persona alguna, e que ahora un vecino o vecinos de esa dicha mi villa les impiden y perturban el aprovechamiento de que han usado e usan los dichos ermitaños diciendo sin causa alguna que les pertenecía.

Me suplicaban mandase que sobre ello no fuesen molestados, la cual por mí, visto e informado que en el aprovechamiento de la dicha fuente e agua los dichos ermitaños no perturban a persona alguna, les mandé dar e di la presente por la cual os mando que de aquí en adelante no consintáis ni deis lugar a que los dichos ermitaños sean molestados sobre la dicha agua, antes les dejéis y consintáis sin que haya motivación alguna y sin perjuicio de tercero a que gocen y se aprovechen de la dicha fuente de agua de ella como la solían e suelen hacer, de la cual les hago merced, sin el dicho prejuicio de tercero e sin que alguno ni algunos reciban agravio.

Fecho en mi villa de Osuna a veintitrés del mes de septiembre de mil quinientos cincuenta y tres.[2]

Como veis, la propiedad del agua siempre trae problemas.



[1] Torre, Alonso de (1683) Chronica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre, San Francisco, p. 136

[2] Patronato de los duques de Osuna del convento de  franciscanos de Nuestra Señora de la Consolación de las Algaidas de la villa de Archidona. A.H.Nob. OSUNA. Legajo 66. Doc 4. Carta del IV conde de Ureña en relación a la fuente de la ermita.


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