La Educación en Algaidas en época franquista
En este año tan atípico y abocado al olvido (o no),
una de las principales preocupaciones ha sido la vuelta al colegio, ver cómo se
organizarían las escuelas y los institutos para hacer frente al coronavirus o
cómo haríamos los docentes para abordar el curso académico de la manera más
‘normal’ posible. Estas y otras cuestiones, aún no están resueltas y, me temo,
que no lo estarán pues en los difíciles tiempos que vivimos, todo es una
incertidumbre. Lo que está fuera de toda duda es, al menos por el momento, la
obligatoriedad de asistir al colegio o instituto pues, claro está y cómo decía
Nelson Mandela: ‘La educación es el arma
más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo’. Pero volvamos la vista
atrás unos años… ¿Cómo eran los colegios en nuestro pueblo? ¿Cuántos había?
Ciertamente, no es mucho lo que sabemos del sistema
educativo en nuestro municipio, al menos, en tiempos más remotos. Las certezas
se producen desde los años 40-50 hasta el presente por lo que aquí vamos a hablar
sobre el sistema educativo desarrollado en la época franquista. Gracias al
trabajo de investigación realizado en el Archivo Municipal, hemos sabido que hubo
escuelas en todas las barriadas del pueblo, es decir, hubo escuelas en Zamarra,
Albaicín, Barranco del Agua, la Solana, la Parrilla, la Atalaya y la Rincona
(ya Algaidas)[1].
Esto nos habla de la gran cantidad de población que vivía en algunos de estos
lugares, y hemos de decir, que las escuelas que se conservan hoy en día
(Albaicín o Atalaya) no eran las originales sino que, anteriormente, existían
otras. Por ejemplo, de la escuela de Zamarra desconocemos su ubicación exacta
así como la del Barranco del Agua o la Solana mientras que la del Albaicín
estaba en la Loma, la de la Parrilla en Herrera y la de la Atalaya cerca de la ermita
actual.
En estos momentos, años 40-50, el Ministerio de
Educación Nacional se ocupaba de dar las directrices generales que luego se plasmarían
en la Enseñanza Primaria y Secundaria[2]. La
Educación Primaria no era mixta y podían darse dos circunstancias: o bien que
una misma escuela fuera muy grande y estuviese dividida en dos partes (niños y
niñas) o bien que existieran dos edificios anejos pero cercanos[3]. Igualmente,
las materias que aprendían niños y niñas no eran las mismas y un maestro
enseñaba a los chicos y una maestra a las chicas. Entre las asignaturas
‘estrella’ de las niñas estaba ‘Labores
del Hogar’ donde se las enseñaba a ser buenas madres, amas de casa y sobre
todo, buenas católicas. Una de las asignaturas de los chicos era ‘Formación del Espíritu Nacional’ donde
se les enseñaba a ser un buen patriota. Debemos resaltar el importante papel
que tuvo la religión católica en estos momentos ya que, antes de entrar al
colegio, había que rezar el Padrenuestro y cantar el Cara al Sol y las aulas
estaban presididas por un crucifijo. A esto, se le sumaba la obligatoriedad de
acudir a misa los domingos y días festivos.
Por otra parte, en este sistema educativo, existían
escuelas públicas (o nacionales) y privadas, aunque en el pueblo no hubo
escuelas privadas en estos años. Para que un maestro pudiera ejercer como tal,
debía aprobar unas oposiciones, tener el título universitario y demostrar la
limpieza de su expediente. Como ya comentábamos para los farmacéuticos, aquí
también existía la picaresca y se dieron casos de maestros que intentaron abrir
escuelas privadas, sin ser maestros ni tener la titulación y, tras la
inspección pertinente, fueron perseguidos y los locales cerrados. Aspecto a
destacar también es la figura del maestro itinerante, ese hombre (pocas
mujeres) que iba a las casas de las familias más adineradas a enseñar a los
chicos, normalmente, las 4 reglas básicas. Los sueldos de estos hombres eran
tan bajos que ha quedado la frase de: ‘Pasas más hambre de un maestro de
escuela’. La labor de estas personas ha sido fundamental para que muchos de
nuestros abuelos o bisabuelos (y algunas abuelas y bisabuelas) sepan leer y
escribir.
Ya en los años 70, la educación empezó a ser mixta
aunque el crucifijo y la foto del mandatario español permanecerían muchos años
en las aulas. Cabe hacer aquí una distinción entre las escuelas rurales
(Albaicín, Atalaya, Parrilla) y la Escuela Unitaria, del municipio. Poco a
poco, las escuelas del Albaicín, Atalaya y Parrilla acogieron más alumnos y
gente de otras barriadas ya que, por ejemplo, la de Zamarra desaparece. Las
escuelas rurales, desaparecidas a mediados de los 70, funcionaban igual que la Unitaria
pero el lazo de unión con el maestro/a era mucho mayor, creándose una gran
familia ya que la escuela empezó a ser el lugar de reunión social en el campo[4]. Por
las mañanas, acudían a sus clases los niños y las niñas (ya en los años 60-70)
y por las tardes y noches, se impartían clases para los adultos, habiendo
también comedor y, habitualmente, la casa del maestro. La escuela Unitaria de
Algaidas funcionaba ya de forma parecida a un colegio actual, con la salvedad
de los rezos, cánticos, el izado de bandera y las materias que se impartían.
Gracias a la documentación conservada en el Archivo
Municipal, tenemos los nombres de algunos maestros/maestras (y seguro que
vosotros recordáis a alguno más): Emilia Rengel, Matilde Rodríguez, Santiago
Brieva, Juan Arias, Consolación Yepes, Josefa Moreno, Vicenta Zaragoza, Consuelo
Jiménez, Lucio Repiso Palomo, Visitación López Cortés, Ignacio Martínez Gómez,
María Alba Rodríguez o Natividad Hidalgo, entre otros. También tenemos
facturas, inventarios y listado de material escolar, como el que se adjunta en
la foto, destacando la curiosa nota de que muchos de los muebles que había en
las escuelas algaideñas venían desde Madrid, el País Vasco y Álora (carpintería
Fernando Espíldora Reinoso). Desde aquí,
nuestro agradecimiento a esos/as profesionales de la Educación que han pasado
por estas tierras y han dejado su semilla en nuestros habitantes.
[1] También había una pequeña ermita
en cada barriada, aunque en Zamarra no se conserve y en Albaicín y Atalaya, las
que hay, son más modernas.
[2] En Algaidas, sólo se impartía la
Enseñanza Primaria por lo que no vamos a incidir en la Secundaria.
[3] Respecto a la escuela de la Loma, por ejemplo, sabemos que era muy grande y existía un ‘pabellón’ para niños y otro para niñas.
[4] En la ‘Capilla’ del Albaicín, se
celebraba la Noche de las Candelas, comidas y muchas fiestas que alegraban la
vida de los lugareños. Desde aquí el recuerdo a una maestra de dicha escuela
fallecida en accidente de coche en el año 1973, Natividad Hidalgo. Ella fue la
última maestra rural del Albaicín.
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